martes, 7 de abril de 2009

Días, mundos, sentimientos y sonrisas…

Días, mundos, sentimientos y sonrisas…

Hoy podría ser un día de esos que mueren (o podría no serlo), en los que la rutina y el exceso de pensamientos negativos se apodera de todo, dejando sensación de amargura y de no tener nada ni querer nada, a pesar de tener y querer demasiadas cosas. Estar sin ser, sentir sin padecer, mirar sin ver… tan solo empujar al tiempo, como el minutero de un reloj.

Da igual que soluciones todas las tareas del día dejando contento a tu jefe y a ti mismo, da igual que aproveches cada minuto fuera del trabajo, aquel que lo tenga, no importa lo que hagas porque el día deja de ser día para convertirse en nada… o en algo, en algo que no aporta nada. Estás perdiendo un día, te estás perdiendo un mundo.

Cada día es un mundo, una historia con final o con letrero de “continuará”. Cada mundo, parte de una vida que solo tiene final.

Hay días que queremos que terminen, ponerles punto y a volar, perderlos de vista en el horizonte del olvido o incluso mas allá… al fin y al cabo el olvido no deja de ser recordar. Hay días que postponemos, que dejamos para después de publicidad, esa publicidad que son los sueños mientras dormimos, en muchos casos consecuencia de verdades que despiertos no somos capaces de aceptar. Existen días que no queremos que terminen e intentamos alargar… buena señal. Son días para recordar, días que quedan marcados en nuestro calendario, días que sirven de consuelo, ratos que contar para reir, momentos a los que volver para llorar, porque cada día que no dejamos pasar, cada día que aprovechamos, cada día que vivimos queriendolo vivir, nos deja una huella, una emoción y un sentimiento para siempre.

En ocasiones tan sólo un segundo convierte un día en un mundo, en un mundo que por un momento es tuyo y solamente tuyo, en un paso atrás en el camino hacía el final de la vida. Cada sentimiento verdadero le gana una batalla al tiempo, cada sonrisa sincera es una guerra menos que luchar, un regazo invisible donde reposar, un hombro infinito donde no hay límite para las lágrimas.

Una sonrisa desata un sentimiento, un sentimiento aviva un día y un día vivo se convierte en parte de la historia que te suaviza los baches del camino.

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