viernes, 17 de abril de 2009

Entre ideas

Entre ideas busco algo, no se el que,
entre ideas pasa el tiempo, algo dificil de entender

Entre ideas miro afuera, pronto canso de mirar,
entre ideas y en silencio, algo dificil de explicar.

Entre ideas siento algo, algo vuela sobre mí,
entre ideas suena el viento, dulce voz del porvenir.

Entre ideas siento miedo, miedo a no temerle a nada,
entre ideas reto al sino a que termine su jugada

Entre ideas un acorde, melodía suena triste,
entre ideas un compás, cada nota es un despiste.

Entre ideas tras el odio, la rabia es mi prisión,
entre ideas busco calma, ironías del rencor.

Entre ideas hacia alante, perdonar dejar atrás,
entre ideas el recuerdo de un futuro que contar.

martes, 14 de abril de 2009

No hay palabras


No hay palabras para aquello imposible,
no hay palabras pero lo hacemos creíble.

No hay palabras a pesar de haberlas,
no hay palabras, obligado a perderlas.

No hay palabras pues los ojos delatan,
no hay palabras, dijeron que matan,

No hay palabras cuando miras al viento,
no hay palabras si digo lo que siento.

No hay palabras para bien ni para mal,
silencio da la bienvenida y silencio es el final

viernes, 10 de abril de 2009

El tiempo

El tiempo cura todas las heridas, bonita mentira, bonita y real.

La confianza que tiene la gente en el tiempo es tan ciega como la que se puede tener en dios. Simplemente es fe, fe en que dejando pasar las horas y los días los problemas se resuelven y las heridas desaparecen. Un rezo al tiempo.

Yo no creo en el tiempo. Creo en muchas cosas y en ninguna a la vez, pero curiosamente es el propio tiempo quien te enseña a no creer en el y a creer en las personas... por momentos incrédulo perdío. Siempre es mas fácil creer en algo etéreo e idealizable que en lo concreto. Lo etéreo no falla.

El tiempo cura lo que las personas quieren que cure, que no es poco. Hay que saber usarlo en tu favor. Hay quien usa el tiempo para alargar el daño que hace, sabiendo que una herida sin cerrar el tiempo no la cierra, sino que la alarga, la estira y la mantiene siempre al aire, susceptible de que cualquier roce vuelva a ponerla en carne viva. De la misma manera el tiempo puede servir de vertedero de recuerdos, convertirse en ese lugar donde ir soltando lo innecesario, lo que sobra, aunque lo dificil de esto es darse cuenta de quien o que es lo que nos sobra, a tiempo, claro.

El tiempo es la esperanza del olvido y la ilusión de la venganza. El estres del que perdona y la paciencia del rencoroso. Aliado de la frialdad, enemigo del impaciente, nunca pone a cada uno en su lugar.

miércoles, 8 de abril de 2009

Me subo en un tren y pienso en... trenes!

Esta mañana, cansado de coger el tren un día tras otro, no se me ocurre otra cosa que acordarme de que para muchos la vida está compuesta por trenes, trenes que solo pasan una vez.

Hablar de trenes perdidos, de trenes que jamás volverán, es conformarse y resignarse. Es romper las vías para el futuro. Suele pasar que convertimos algo que se nos escapó en algo perfecto, en algo idílico, en aquello que siempre habíamos soñado, cuando en realidad nunca sabremos como hubiera sido. Cuantas veces hemos creído estar en el tren correcto y hemos terminado descarrilando desde el primero hasta el último vagón.

Los trenes no dejan de circular, con más o menos retraso, pero nunca paran. Todos estamos montados en alguno y, muchas veces no pasa de largo el tren que queremos, sino que, subidos en otro, nosotros lo dejamos atrás por no habernos bajado en la estación correcta.

Poca gente está destinada a ser feliz con un único y exclusivo tren. Siempre vendrá otro, posiblemente muy distinto, pero llegará a tiempo y con tiempo suficiente para preparar el equipaje y partir sin prisa, pudiéndonos despedir de lo que dejamos atrás. Quizás este tren sea más adecuado que el anterior. No existe tren adecuado por si mismo, siempre será dependiente del momento.

Puede pasar que nos quedemos dormidos en la estación, que nos den las 24:00 y se hayan ido todos los trenes. Entonces habrá que coger un autobús, un taxi, andar o aprovechar para dormir hasta el día siguiente donde todo se pone en movimiento de nuevo. No todo se resume en trenes y mucho menos en un único tren.

El único tren que solo pasa una vez es la vida y encima tiene un trayecto mas corto de lo que pensamos. Mejor que buscar mas trenes será cuidar los raíles para no descarrilar antes de tiempo.
Lo bueno de los trenes es que no se les pinchan las ruedas.

martes, 7 de abril de 2009

Días, mundos, sentimientos y sonrisas…

Días, mundos, sentimientos y sonrisas…

Hoy podría ser un día de esos que mueren (o podría no serlo), en los que la rutina y el exceso de pensamientos negativos se apodera de todo, dejando sensación de amargura y de no tener nada ni querer nada, a pesar de tener y querer demasiadas cosas. Estar sin ser, sentir sin padecer, mirar sin ver… tan solo empujar al tiempo, como el minutero de un reloj.

Da igual que soluciones todas las tareas del día dejando contento a tu jefe y a ti mismo, da igual que aproveches cada minuto fuera del trabajo, aquel que lo tenga, no importa lo que hagas porque el día deja de ser día para convertirse en nada… o en algo, en algo que no aporta nada. Estás perdiendo un día, te estás perdiendo un mundo.

Cada día es un mundo, una historia con final o con letrero de “continuará”. Cada mundo, parte de una vida que solo tiene final.

Hay días que queremos que terminen, ponerles punto y a volar, perderlos de vista en el horizonte del olvido o incluso mas allá… al fin y al cabo el olvido no deja de ser recordar. Hay días que postponemos, que dejamos para después de publicidad, esa publicidad que son los sueños mientras dormimos, en muchos casos consecuencia de verdades que despiertos no somos capaces de aceptar. Existen días que no queremos que terminen e intentamos alargar… buena señal. Son días para recordar, días que quedan marcados en nuestro calendario, días que sirven de consuelo, ratos que contar para reir, momentos a los que volver para llorar, porque cada día que no dejamos pasar, cada día que aprovechamos, cada día que vivimos queriendolo vivir, nos deja una huella, una emoción y un sentimiento para siempre.

En ocasiones tan sólo un segundo convierte un día en un mundo, en un mundo que por un momento es tuyo y solamente tuyo, en un paso atrás en el camino hacía el final de la vida. Cada sentimiento verdadero le gana una batalla al tiempo, cada sonrisa sincera es una guerra menos que luchar, un regazo invisible donde reposar, un hombro infinito donde no hay límite para las lágrimas.

Una sonrisa desata un sentimiento, un sentimiento aviva un día y un día vivo se convierte en parte de la historia que te suaviza los baches del camino.